POSIBLES TRATAMIENTOS

El trastorno limítrofe de personalidad (TLP) está asociado con una variedad de tratamientos. Sin embargo, la forma más popular de tratar este trastorno es con psicoterapia, típicamente acompañado de medicación.

Internamiento / Hospitalización

Dependiendo de la situación, un profesional médico puede recomendar el internamiento u hospitalización, si la seguridad del paciente está en riesgo en caso de una crisis o deseos que atenten contra su integridad. Estas acciones se pueden tomar en casos más extremos.

Objetivo del Tratamiento

El objetivo del tratamiento es, principalmente, ayudar al paciente a afrontar la enfermedad en sí, no solo aprender habilidades y formas de manejar los síntomas de su trastorno.

Psicoterapia

La psicoterapia se define como el uso de métodos psicológicos para ayudar a un individuo a cambiar sus patrones de comportamiento, típicamente a través de la interacción personal. Estos cambios se realizan con el objetivo de mejorar el estado anímico general del sujeto, junto a un enfoque a la superación de problemas.

Enfoque

Con respecto al TLP, el enfoque tiende a estar puesto en la reducción de los comportamientos suicidas y el alivio de la depresión. Se busca, a fin de cuentas, la mejoría y convalecencia del sujeto, junto a una reducción general de los síntomas relacionados con este trastorno. 

Terapia Dialéctico Conductual

Existen múltiples tipos de psicoterapia, no obstante, en aras de la brevedad, solo se mencionarán tres tipos de psicoterapia, aquellos que son señalados como los más utilizados. 
Según Irene de la Vega y Sabrina Sánchez Quintero, en su artículo Terapia dialéctico conductual para el trastorno de personalidad límite, "La terapia dialéctico conductual (TDC) es una terapia psicológica de tercera generación desarrollada por Marsha Linehan (1993a, 1993b) para tratar específicamente los síntomas característicos del trastorno límite de la personalidad" (De La Vega, Sánchez, 2013). Dentro del mismo artículo se detalla cómo hay un cruce entre técnica cognitivo conductual y enfoques zen y budistas, con el objetivo final siendo la aceptación de la realidad. Junto a eso, se explica que el proceso en sí se realiza con un grupo de profesionales, con cada individuo ejerciendo una función distinta, con una mezcla entre psicoterapia individual, entrenamiento de habilidades, y atención en momentos de crisis.

Terapia cognitivo-conductual

MSD Manuals describe la terapia cognitivo-conductual como un tipo de psicoterapia que se centra tanto en la desregulación emocional, como en la carencia de habilidades sociales. El proceso en sí usa la combinación de sesiones individuales de terapia, sesiones grupales y sistemas de entrenamiento de previsibilidad emocional y resolución de problemas (o STEPPS, como indica su acrónimo en inglés).
STEPPS es un proceso que consiste en sesiones de terapia grupales, durante un periodo de 20 semanas, en los que se les enseña a los pacientes ciertas habilidades tanto para manejar sus emociones y desafiar sus expectativas negativas, como para tomar mejores medidas de autocuidado. Se establecen metas y hábitos saludables (horarios regulares de alimentación, sueño, ejercicio) y se les ayuda a los pacientes a identificar un grupo de apoyo, principalmente formado por amigos, familiares y profesionales de la salud. Este grupo debe estar conformado por personas dispuestas a respaldarlos cuando estén en crisis.

Terapia basada en la mentalización

Según MayoClinic, “La terapia basada en la mentalización es un tipo de terapia de conversación que te ayuda a identificar tus propios pensamientos y sentimientos en cualquier momento y a crear una perspectiva diferente de la situación" (Mayo Clinic, 2022). Como la terapia dialéctica conductual, la terapia basada en la mentalización es un tipo de psicoterapia enfocada específicamente para reducir y lidiar con los síntomas específicos del TLP. Sabrina Sánchez Quintero e Irene de la Vega describen el proceso como: "el proceso mediante el cual entendemos a los otros y a nosotros mismos en términos de estados subjetivos (deseos, pensamientos, sentimientos), y la estrecha relación de nuestras conductas con los mismos. Esta capacidad no es innata: debe desarrollarse en un contexto de apego seguro" (De la Vega, Sánchez, 2013) 

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